domingo, 31 de enero de 2010


De nada sirve que sacudas mi cuerpo...
esta noche no voy a despertarme.
Déjame sentir el gusto que dejaron sus besos.
No busques hoy mi desnudez,
antes de irse él me vistió con su piel.
Enséñame entonces a mirarte
y contarte que en sus brazos encontré
aquello que había perdido,
que fui dueña de sus horas...
y de sus ojos.
Que le regalé mi vientre,
para que lo convierta en vida.
Que fui libre encadenada
a su cuerpo.
Que en sus manos no sentí las tuyas.
Que la culpa quedó
en nuestra cama esta vez.
No me despiertes esta noche, no.
Que me he bebido hasta sus venas
y mi sangre lleva hoy su color.
Déjame a su lado,
al menos por hoy...
Que el sueño termina
y mañana volveré a sentarme en tu mesa.
Y brindaremos por nosotros
con el vino que sobró.
Y volveré a ser tu princesa,
apenas deje de ser su reina
De nada sirve que intentes
seducirme esta noche...
Mis deseos se fueron tras de él.
Quédate conmigo y no me hables,
no interrumpas el eco que dejó su voz.
Que cuando salga el sol,
volveré a escuchar tu silencio
Que si el sueño terminó,
no quiero que me alerte tu realidad.
Por favor no me despiertes.
Déjame quedarme con él esta noche,
y mañana, mañana volveré a sentarme en tu mesa.

Gracias por ceder a mi petición
gracias silencio por no despertarme
mañana volveremos igual que siempre.

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